Se acerca el verano (en el Hemisferio Norte) y con él las vacaciones escolares, que algunas familias esperan con ilusión y otras con recelo. Se supone que las vacaciones de verano deben ser un momento de desconexión-reconexión y de disfrute, pero lo cierto es que el hecho de perder los horarios y las rutinas a veces supone entrar en una espiral de caos en la que al final tampoco somos capaces de disfrutar, seguramente sabéis a lo que me refiero , jeje. Así que el RetoMontessori de Junio 2018 va a consistir en buscar la manera de disfrutar de esa flexibilidad y ese espíritu vacacional sin entrar en ese caos del que os hablaba. Si te animas a unirte para trabajar este tema más a fondo te espero el viernes 1 de Junio en el webinar, puedes unirte aquí.
Por si no sabes en qué consiste RetoMontessori te cuento: Cada mes (normalmente el último martes del mes), publico un post sobre un tema de filosofía Montessori o relacionado con la pedagogía Montessori, que será el tema que trabajaremos durante ese mes en RetoMontessori. Este post está en el blog a disposición de todo el mundo.
Tres días después del post, es decir, el viernes de esa misma semana, expongo el tema con más detalle en un webinar y los asistentes pueden participar planteando preguntas, compartiendo sus ideas, debatiendo, etc, algo que resulta muy interesante y enriquecedor! Para asistir a estos webinars mensuales es necesario unirse a RetoMontessori, aquí te explico cómo hacerlo.
No quiero enrollarme más sobre el funcionamiento de RetoMontessori para no extenderme mucho, pero si tienes cualquier duda ya sabes que puedes dejarme un comentario al final de este post o contactarme por email.
Después de esta intro, vamos al tema:
No sé si os ha pasado pero yo mas de un año he empezado el verano con un montón de planes, de ideas, de cosas que quería hacer con los niños... Y a finales de Agosto no habíamos hecho ni la mitad de los planes y además teníamos todos una sensación de descontrol y desorganización que no nos gustaba mucho.
No digo que tengamos que tenerlo todo organizado y planificado, la improvisación es una parte importante de la vida, pero yo personalmente siento que cuando dejo el 100% a la improvisación no me siento bien, especialmente desde que tengo hijos, porque demasiada improvisación suele terminar en niños y adultos de mal humor porque no han comido a la hora que necesitaban comer, o porque no han descansado lo suficiente, o porque llevan varios días queriendo hacer tal cosa pero nunca llegan a hacerlo porque se les va el tiempo entre las manos sin saber muy bien cómo... (por ejemplo, no te has propuesto alguna vez madrugar para ver amanecer y al final se han pasado los días y no has llegado a hacerlo?).
El verano invita a ser flexible, a despreocuparse un poco del tiempo y las rutinas, y esto es maravilloso, pero por mi experiencia (y posiblemente también por mi forma de ser, jeje) he aprendido que esa flexibilidad la disfrutamos mucho más si la combinamos con un mínimo de estructura, de orden que nos permita sentir que no hemos perdido totalmente el control, y ya sabéis que por mucho que a los niños les guste el descontrol en ciertas dosis, el orden les da seguridad y eso es algo que agradecen.
Así que os voy a contar algunas ideas para disfrutar del verano sin caer en el caos.
Rutinas flexibles
Como comentaba, las vacaciones de verano van asociadas a una sensación de libertad, de despreocupación... Pero viene bien tener unas rutinas básicas, tal vez más sencillas que las que seguimos el resto del año, y que nos permitan bastante flexibilidad pero que también nos sirvan como referencia para evitar que esa flexibilidad termine en el caos absoluto!
Por ejemplo, podemos establecer una hora aproximada de levantarse (que puede ser todo lo flexible que queramos), y una sencilla rutina matinal como:
- Desayunar
- Lavarse los dientes
- Hacer la cama
En función de la edad de los peques la rutina puede variar, pero este sería un ejemplo de una rutina bastante sencilla para la mañana. A partir de ahí toda la libertad que la situación permita!
A mi me gusta también mantener rutinas como la de la hora de comer:
- Lavarse las manos
- Poner la mesa
- Comer
- Recoger la mesa
- Lavarse los dientes
Lo mismo, a esta rutina podemos añadirle cosas como ayudar a preparar la comida, fregar los platos o ponerlos en el lavavajillas... No todos los días tiene por qué ser igual (por ejemplo podemos turnarnos para poner la mesa, para fregar los platos, para cocinar... pero mantenemos la idea de que hay una serie de cosas que tenemos que hacer a la hora de comer.
Y por la noche podemos tener una rutina sencilla como:
- Baño
- Leer uno o varios libros
- A dormir
En vacaciones posiblemente los peques no se vayan a dormir todos los días a la misma hora, y tal vez algún día se nos haga tarde y nos saltemos lo de leer... no pasa nada, hay que flexibilizar estas rutinas pero el hecho de tenerlas nos permite volver a ellas cuando veamos que se nos están yendo de las manos 😉
El temido "brain drain" (¿hay que hacer deberes en verano?)
Con el tema de los deberes hay mucho debate, qué os voy a contar que no sepáis ya...
La idea del "brain drain" es que durante las vacaciones de verano los niños olvidan muchas de las cosas que han aprendido durante el curso y por eso muchos maestros y padres piensan que es necesario que los niños hagan deberes para reforzar o repasar durante el verano.
Mi opinión personal es que no debería haber deberes en verano (ni el resto del año tampoco), lo que no significa que no haya aprendizaje y responsabilidades (que es lo que argumentan quienes están a favor de los deberes).
Si un niño ha aprendido a leer durante el curso, por supuesto que está muy bien que lea durante el verano! Pero ¿qué necesidad hay de decirle que tiene que leer tantas páginas cada día o qué libro en concreto tiene que leer? Dejémosle elegir qué quiere leer y cuándo quiere hacerlo! Aunque sí que podemos facilitarle encontrar ese momento ideal creando el hábito de leer cada día a la hora de la siesta, o antes de dormir por la noche... De ahí la importancia de las rutinas del punto anterior 😉
Y lo mismo ocurre con otras cosas que ha aprendido durante el curso, las matemáticas están en la vida cotidiana, se pueden repasar haciendo operaciones en un cuadernillo o calculando lo que nos va a costar la compra, repartiendo un montón de cerezas entre varias personas, midiendo y pesando los ingredientes de una receta...
¿Y qué hay de todos los aprendizajes que ocurren en las vacaciones de verano y que nos pasan desapercibidos? Como aprender a ir en bici sin ruedines, aprender a bucear, buscar la manera de que el castillo de arena no se derrumbe, relacionarse con personas nuevas, descubrir que las estrellas se ven mejor en el campo que en la ciudad... Hay en internet varias listas de "deberes alternativos para el Verano" como ésta de EducaDiver, ésta de un profesor Italiano, que se hizo viral hace 3 años, o ésta de Tigriteando, que recopilan muchas ideas.
En conclusión; favorecer que haya aprendizaje y que los peques tengan responsabilidades en verano, claro que sí, pero partiendo de la base de la libertad de elección, seguir el interés... algo que deberíamos hacer todo el año.
Bucket list
De la idea anterior surge esta, seguro que si habéis leído alguna de esas listas de deberes alternativos se os han ocurrido muchas cosas chulas que podéis proponer a vuestros hijos. Pues os propongo que las escribáis, por una parte porque ya se sabe que lo que pones en papel lo sacas de tu cabeza, lo cual siempre viene bien para dejar de tener ese batiburrillo que solemos tener y que no nos deja concentrarnos. Y por otra parte porque al escribir todas esas ideas en una lista aumenta la probabilidad de que pasen de ser una idea a ser una realidad.
Una bucket list no es ni más ni menos que eso, una lista de cosas que nos gustaría hacer, sin que nos produzca estrés o que sintamos que tenemos que hacer todo lo que hemos puesto en la lista, algunas cosas saldrán y otras no, pero nos puede servir como referencia y como motivación.
Lo ideal es que la escribáis con los peques para que ellos aporten ideas y para que en familia vayáis viendo qué necesitáis para ir cumpliendo esos pequeños deseos: "¿Qué vamos ha hacer esta semana de nuestra bucket list? ¿Qué necesitamos hacer/comprar/organizar?".
Aparte de la bucket list familiar también está muy bien tener una bucket list de cosas que queramos hacer sin los niños, ¡una bucket list de autocuidado!
Slow life
Todo lo anterior forma parte de esa organización, esa estructura mínima que nos va a permitir disfrutar del verano sin caer en el caos, pero como os decía al principio, la idea es equilibrar ese orden y esa organización, con la despreocupación y la flexibilidad que tanto nos apetecen en verano.
La slow life siempre es una buena idea, ¿verdad? Pero en verano parece que el cuerpo nos la pide más que nunca.
Aprovechemos las vacaciones de verano para bajar el ritmo, disfrutar más de cada momento sin pensar tanto en lo que viene después, observar a nuestros hijos sin intervenir ni juzgar, escucharles (escucharles de verdad, poniendo nuestro 100% de atención), aprovechar las horas de luz y el buen tiempo para disfrutar de la naturaleza, tomarnos el tiempo de pasear al ritmo que marquen los peques y no al que marque el reloj...
Así que el reto que os propongo para este mes es pensar cómo va a ser vuestra situación este verano y a partir de ahí decidir cuáles de las ideas que he comentado os pueden venir bien para disfrutar de un verano maravilloso con vuestros peques. Tenéis el mes de Junio para que no os pille el toro con las vacaciones escolares! Para quienes me leéis desde el Hemisferio Sur, supongo que ahora algunas de estas ideas tal vez no os encajen mucho, pero podéis adaptar el reto a las próximas vacaciones escolares que tengáis este invierno o a las del próximo verano! ?